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AULA ISABEL TORRES DE ESTUDIOS DE LAS MUJERES Y DEL GÉNERO.


 


II Premio Isabel Torres a investigaciones en estudios de las mujeres y del género (2006)

 

Composición del Jurado:

Ana Isabel Méndez Sainz-Maza (Directora General de la Mujer, Gobierno de Cantabria)

Helena Martínez Bueno (Coordinadora de la Unidad de Igualdad de Género, Gobierno de Cantabria)

Cristina Segura Graíño (Prof. Universidad Complutense de Madrid) Miren Llona González (Prof. Universidad del País Vasco) Montserrat Cabré Pairet (Prof. Universidad de Cantabria)


Trabajo premiado:

Dios, Patria y Hogar. La construcción social de la mujer española por el catolicismo y las derechas en el primer tercio del siglo XX1. Rebeca Arce Pinedo (Universidad de Cantabria)


Resumen

Este trabajo analiza los discursos de género y los modelos de feminidad diseñados desde los sectores sociales y políticos españoles situados en los extremos de la derecha política: los grupos católicos y las opciones antiliberales, tanto las autoritarias como las tradicionalistas. Dichos sectores ejercieron una influencia decisiva en la España durante toda la Edad Contemporánea, incluido el primer tercio del siglo XX en el cual se centra esta investigación. De ellos, procedieron los intelectuales que efectuaron la renovación del discurso de género tradicional y los modelos de feminidad con la finalidad de adaptarlo a los tiempos modernos.


La necesidad de actualizar el discurso de género tradicional fue consecuencia del reto planteado por el emergente feminismo laico, que abrió un abanico mucho más amplio de horizontes vitales para las mujeres: la posibilidad de educarse en todos los niveles existentes, el desarrollar profesiones hasta entonces reservadas a los hombres, publicar textos escritos y ser respetadas como autoras. Además, las animaba a salir de su secular reclusión doméstica y realizar actividades públicas, tales como participar en asociaciones (incluso de carácter político) y participar en todos los ámbitos de la vida pública. De la misma manera, desde el feminismo laico se consideró que la desigualdad entre hombres y mujeres no era ni buena, ni natural, ni sagrada, sino un hecho injusto contra el cual cabía el recurso a la crítica y a la rebeldía. Por esta razón en España el feminismo laico se vinculó a los movimientos sociales más progresistas, dentro de los cuales destacaban los grupos políticos de izquierdas, la masonería y las asociaciones de libre pensamiento.


En el periodo estudiado, desde la Iglesia Católica y desde los grupos políticos derechistas se promovió la creación de movimientos sociales femeninos bajo supervisión eclesiástica, como forma de hacer frente a los diferentes focos que iban surgiendo de movilización feminista laica. Además, estos proporcionarían vías para favorecer un acercamiento de la población femenina a la esfera pública de manera controlada, respondiendo de esta forma a los anhelos surgidos en la población femenina a raíz de las nuevas perspectivas abiertas por el feminismo laico, con el objetivo de evitar y neutralizar veleidades emancipacionistas. Estos movimientos femeninos, además de contar con el sacerdote supervisor o consiliario, tenían al frente a mujeres que ejercían el liderazgo en las asociaciones. Tanto la mujer militante de base, como, sobre todo, la líder activista católica son figuras nuevas y ajenas a las opciones tradicionales para las mujeres.


De las distintas iniciativas surgidas en este sentido la que logró un mayor arraigo y extensión fue la Acción Católica de la Mujer, que en los años 20 logró reunir a una multitud de asociaciones parroquiales, diocesanas o dedicadas a diversas devociones, en una estructura estatal con fuerte vocación de hacer notar su presencia en la vida pública del país, especialmente durante la Dictadura de Primo de Rivera. Menos éxito tuvieron los diversos intentos de crear asociaciones femeninas políticas de carácter derechista, en parte por la oposición, más o menos explícita, de la Iglesia Católica, pero también como consecuencia de la deriva de las propias derechas antiliberales, que demostraron su incapacidad para aunar fuerzas en torno a un proyecto común e infravaloraron el apoyo que la participación política de las mujeres podía aportarles. Sin embargo estos factores desaparecieron durante la II República, periodo en el que surgieron varios grupos políticos derechistas femeninos.


La unificación de estos grupos derechistas que tuvo lugar durante la Guerra Civil Española desembocó finalmente en un único partido, FET y de las JONS, en el que se creó la Sección Femenina, dirigida por Pilar Primo de Rivera. Junto a las asociaciones femeninas católicas, se constituyó en la única vía posible de participación pública para las mujeres. Dadas las características del Régimen Franquista y del propio partido único, la SF constituyó la expresión más acabada de movilización femenina derechista y católica, esto es, diseñada para neutralizar y reprimir cualquier tendencia feminista crítica y dirigida a encauzar la participación de las mujeres dentro de los límites considerados adecuados, es decir, reducirla a una mera aceptación pasiva pero entusiasta del Régimen.


Mención de honor:

En esta segunda edición (2006), el jurado que concedió el premio decidió otorgar una mención de honor al trabajo presentado por María Castelao López, Espacio con género. Sistema de indicadores de género aplicado al análisis territorial de Cantabria.