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"La hipersensibilidad de los alumnos con altas capacidades es una característica que se resalta bastante en la literatura sobre el tema", ha apuntado la maestra Raquel Pardo de Santayana momentos antes de su intervención en el curso 'Una atención educativa inclusiva para alumnado de altas capacidades', el seminario que se imparte esta semana en Santander dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC).

La teoría de Dabrowski, por ejemplo, da mucho peso a esa "característica emocional" porque se entiende "que es la que predispone al niño a vivir de una u otra forma su alta capacidad, constructiva o destructivamente", señaló Pardo de Santayana, quién resaltó que la forma de sentir de estos alumnos es "intensa y diferente" porque el tipo de cosas que se cuestionan y la manera que tienen de vivirlas hacen que se las lleven más para casa".

En este sentido, destacó que "los sentimientos de culpa son mucho mayores". "Un alumno normal, entre comillas, distingue perfectamente el locus de control interno y externo y muchas veces echa balones fuera, dice cosas como que 'me han suspendido'" mientras que uno con alta capacidad "hace lo contrario", incluso lo que no está en sus manos "se lo toma como algo que él podría haber cambiado y eso genera unas sensación de frustración muy grande, que si no la sabes focalizar y no le sabes enseñar a relativizar pues tiene un sufrimiento extra que no es necesario", añadió quien fuera asesora del Centro de Formación del Profesorado de Torrelavega.

Pardo de Santayana apuntó que "es necesario" entender la alta capacidad como "una característica interna del individuo", como algo que le hace ser de una manera determinada. "No es sólo un potencial intelectual, eso es una manera "muy relativa o estrecha" de verlo, sino que se trata  más de "trabajar las emociones, hablarlas, sentirlas, normalizar las turbulencias emocionales y también tranquilizar a las familias y profesores y darles pistas o pautas para que entiendan que son niños que lo que requieren es mucha comprensión", apuntó. "Muchas veces nos ponemos a la defensiva, nos asustamos y lo tomamos como un problema, y simplemente son niños pidiendo ayuda de una determinada manera", señaló la maestra.

Además, en la segunda de sus intervenciones, la maestra habló sobre la doble excepcionalidad: "Se ha constatado que hay muchos alumnos con alta capacidad que tienen una dificultad o una discapacidad asociada, desde alumnos que tienen discapacidades motoras o sensoriales o los Asperger o alumnos que son los más difíciles de ver en el aula como los que tienen una dislexia", afirmó. "Hay que concienciar a los orientadores y psicólogos para que a la hora de aplicar pruebas tengan en cuenta cómo hacerlo para no obviar a esa parte de los alumnos", indicó Pardo de Santayana.

Lo importante es, a su juicio, "buscar metodologías que si las aplicas en el aula sean igual de inclusivas y de válidas, sirvan para todos", concluyó.

Pilar Pinedo, asesora docente de la Unidad Técnica de Orientación y Atención a la Diversidad (UTOAD) de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, dirige este monográfico que ha colgado el cartel de 'completo', es decir, la matrícula ha alcanzado las sesenta plazas ofertadas.

Para Pinedo, lo esencial es "definir con claridad" qué se entiende por altas capacidades porque "no existe una definición consensuada ni única" y hay que tener en cuenta que de lo que se habla es de "alto potencial, no de alto rendimiento". Según la coordinadora del seminario, es de suma importancia "detectar los indicadores por los que el alumno podría necesitar apoyo educativo específico e identificar de forma efectiva" dichas necesidades.

"Hay gente que piensa que aprenden solos y es que hay muchos estereotipos y tópicos sobre los alumnos de altas capacidades; de lo que se trata es de normalizar la situación", destacó la asesora de la Consejería de Educación.