La UC registra su huella de carbono e implementa acciones para reducirla
Se ha incorporado al registro del Ministerio de Transición Ecológica para hacer un seguimiento y proponer iniciativas de mejora
Sustitución de calderas, reforma y aislamiento de cubiertas y fachadas, sustitución de alumbrado exterior e interior, instalación de iluminación LED o adecuación de la planta fotovoltaica de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y de Telecomunicación, son algunas de las medidas que ha puesto en marcha la Universidad de Cantabria para tratar de reducir la huella de carbono que produce su actividad. De hecho, la UC es una de las 781 entidades, 11 en Cantabria y tan solo 9 universidades, que se ha inscrito en el registro del Ministerio para la Transición Ecológica de empresas y organismos que hacen una evaluación anual de su actividad, registran su impacto ambiental e intentan proponer planes de mejora.
La huella de carbono de la UC, según los cálculos realizados por el Vicerrectorado de Campus, Servicios y Sostenibilidad, fue de 4.724,52 toneladas de CO2eq o equivalente de dióxido de carbono en 2014; de 5.859,05 tCO2eq, en 2015; y 4.689,65 tCO2eq, 2016.
Inscribirse en el registro del Ministerio implica también, más allá de calcular la huella, presentar un documento de prácticas de mejora llevadas a cabo y una planificación futura. La tercera fase consiste en la compensación que implica realizar y monitorizar plantaciones de árboles o generar energías renovables.
Según el vicerrector de Campus, Servicios y Sostenibilidad, Mario Mañana, "las emisiones de CO2 de la UC resultan de la traducción del consumo energético, fundamentalmente ligado a la electricidad y al gas natural, que se realiza en la actividad diaria".
Para el vicerrector, tal y como establece el Plan Estratégico y los objetivos de sostenibilidad, es importante que la UC tenga un "compromiso claro para reducir estas emisiones, en la medida de lo posible", medirlas y registrarlas, así como trabajar en los mecanismos de compensación mediante la "actualización de las instalaciones" y el establecimiento de "políticas que permitan seguir avanzando en el camino de la reducción".
La UC ha calculado la huella en el caso del consumo eléctrico y la calefacción, por no contar con datos respecto al transporte, que es la tercera de las actividades objeto de análisis. Además, ha planteado una gran variedad de acciones que ayudan a reducir los niveles de consumo de estos indicadores de electricidad y gas natural. Se trata de ir adecuando los sistemas que tienen un elevado consumo y sustituyendo los elementos existentes por otros más eficientes en términos energéticos: renovaciones de calderas antiguas por otras nuevas con mayor eficiencia y control sobre la calefacción, o sustitución paulatina del alumbrado de los edificios por otro de bajo consumo o LED, instalando sensores de presencia y concienciando a la comunidad del uso eficiente de los recursos.
De esta forma, la UC dispone ya del sello concedido por el Ministerio de Transición Ecológica con el que se reconoce la labor llevada a cabo en relación al rastro de CO2 que produce la actividad de docencia e investigación que se desarrolla en todos los edificios de la institución académica, con la idea de seguir registrándolo año tras año y renovar el plan de mejora.
