Un
equipo internacional dirigido por el científico del Instituto de
Biomedicina y Biotecnología y de Cantabria Piero Crespo, Profesor de Investigación
del CSIC, acaba de publicar en la revista
Cancer Cell, la revista de
mayor impacto dentro del campo de la oncología molecular, el
descubrimiento de un nuevo tipo de fármaco con un potente efecto
antitumoral en modelos animales de cáncer colorrectal y melanoma. Varias
compañías se han interesado en el compuesto para estudiar sus posibles
aplicaciones como terapia antitumoral en humanos.
En
el desarrollo de los cánceres tiene una importancia crucial la ruta
bioquímica RAS-ERK; esta ruta, constituida por cuatro proteínas que se
activan secuencial y sucesivamente, en condiciones normales se pone en
funcionamiento en respuesta a señales extracelulares que dictan a las
células cuándo y cuánto deben proliferar. “Aproximadamente el 50% de los
tumores humanos portan mutaciones en algún componente de la citada
ruta, a través de la cual las células regulan su proliferación”, explica
Crespo.
“En las células tumorales, las
mutaciones en alguno de los componentes de la ruta RAS-ERK hacen que, en
ausencia de señales extracelulares, dicha cadena de transmisión esté
activada de forma aberrante, constantemente, por lo que las células
proliferan descontroladamente”, detalla el investigador.
Durante
los últimos 25 años, las investigaciones de las compañías
farmacéuticas trataban de inhibir la actividad de alguno de los
componentes de dicha ruta, pero la estrategia diseñada por Crespo ha
sido diferente y se ha centrado en hallar un compuesto que “rompa el
flujo de señales, desacoplando interacciones moleculares en algún punto
clave de la cadena de transmisión”: esto es lo que logra la molécula
DEL-22379, que evita la dimerización de ERK. Esta dimerización
(formación de dos moléculas unidas), un proceso esencial para la
transmisión de señales pro-tumorales a través de la ruta RAS-ERK, fue
identificada por primera vez por el Prof. Crespo en un trabajo que se
publicó en 2008 en la revista de alto impacto Molecular Cell y que le
supuso ser galardonado en 2009 con el Premio Fundación Pfizer de
Investigación Biomédica y con el VII Premio del Consejo Social de la
Universidad de Cantabria (UC).
Tras siete años
de trabajo, el equipo multidisciplinar formado por investigadores de las
Universidades de Manchester (Reino Unido), Lovaina (Bélgica) y Budapest
(Hungría), además de grupos españoles del CIB-CSIC (Madrid), Hospital
Valle de Hebrón (Barcelona), Centro de Investigación Príncipe Felipe
(Valencia), y grupos del IBBTEC, incluido el que dirige Ángel Pazos, han
dado con la molécula, DEL-22379, que inhibe el proceso y causa la
muerte de las células tumorales. Hasta la fecha, se ha comprobado la
eficacia de DEL-22379 en modelos animales de cáncer de colon y melanoma,
pero también se ha empezado a ensayar para cáncer de tiroides, pulmón y
páncreas.
En estos momentos, el CSIC trabaja
en la patente de derivados de DEL-22379. Diversas compañías se han
interesado en el compuesto para determinar si dicho compuesto, o sus
derivados mejorados, pueden ser utilizados como terapia antitumoral en
humanos.
Sin embargo, Crespo es cauto: “El 80%
de los compuestos antitumorales descubiertos fracasa en el paso de
animales de laboratorio a humanos”. “No obstante, aunque así fuese, la
importancia de este hallazgo reside en el concepto, mucho más que en el
compuesto en sí”, explica.
“Hay centenares de
interacciones proteína-proteína con potencial de ser utilizadas como
dianas antitumorales. Esperamos que nuestro trabajo sirva de inspiración
para que otros científicos se interesen en otras interacciones de este
tipo en la búsqueda de nuevos abordajes para combatir el cáncer”. “Hemos
abierto un nuevo camino”, concluye.