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17 AGOSTO 2020
Investigación

Cueva del Mirón: un yacimiento clave para entender las costumbres de nuestros ancestros del Paleolítico

El catedrático Manuel González-Morales repasa el trabajo arqueológico realizado en la Cuenca del Asón cuando se cumplen 10 años del hallazgo de la Dama Roja, enterramiento único en la Península Ibérica


Cazaban y recolectaban -vegetales e incluso hongos-; se "mudaban" desde las cuevas interiores a abrigos más cercanos al mar en invierno; plasmaban su arte en las rocas; y realizaban enterramientos rituales. Las costumbres de los grupos del Paleolítico que habitaron la Cornisa Cantábrica son cada vez mejor conocidas gracias a la ingente información que han dejado los restos humanos, animales y de otros tipos localizados en los yacimientos arqueológicos.

Entre ellos, la cueva cántabra del Mirón (Ramales de la Victoria) destaca por ofrecer claves importantes sobre movilidad, paleodieta, ritos… El catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria Manuel González-Morales, miembro del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC, centro mixto UC-Gobierno de Cantabria-Santander Universidades) lo recuerda cuando se cumplen más de tres décadas desde que comenzara la investigación arqueológica en la Cuenca del Asón y diez años desde el descubrimiento de la Dama Roja del Mirón.

El conjunto de huesos humanos hallado tras un gran bloque de piedra con grabados en el fondo de la cavidad es "un enterramiento único en el Magdaleniense de la Península Ibérica", que atestigua un ritual funerario del que en toda Europa hay apenas media docena de testimonios. Dos de ellos están en Francia y son muy similares al de Ramales: "mujeres, en postura flexionada y tumbadas en el suelo, con elementos añadidos de ajuar o piedras cubriendo parte de los restos", detalla el investigador.

"La peculiaridad es que, una vez enterrada, el mismo grupo u otro posterior abrió esa tumba, retirando el cráneo y la mayor parte de huesos largos de brazos y piernas, posiblemente para llevarlos a un enterramiento secundario", cuenta Manuel González-Morales. A falta de esas partes del esqueleto, los científicos han podido analizar el resto de las piezas óseas, que fueron expresamente pintadas con ocre rojo, así como buena parte de la mandíbula.

Del olvido a la "fama"

"Cuando empezamos a excavar la Cueva del Mirón en el año 1996, como parte de un proyecto internacional con mi colega y codirector de la excavación, el profesor Lawrence Straus de la University of New Mexico, queríamos entender lo que pasaba a escala comarcal, después de una serie de trabajos en la zona baja del Asón", recuerda González-Morales. Olvidado por la investigación durante más de un siglo, el yacimiento se seleccionó con el objetivo de estudiar cómo se movían los grupos paleolíticos por el valle. Las expectativas eran altas, ya que el suelo estaba protegido por dos antiguas cabañas de ganado y además los furtivos arqueológicos hicieron una incursión sin resultados, lo que favoreció que se pensara que no había nada allí.


Las excavaciones realizadas hasta el año 2013 han sacado a la luz una secuencia muy completa, de las más importantes de todo el Cantábrico, con ocupaciones desde el Paleolítico Medio a los inicios de la Edad del Bronce, con restos aislados de época medieval. "Los resultados han desbordado con mucho nuestra intención original, dando pie a unas 130 publicaciones científicas, en su mayoría en revistas internacionales, y una monografía publicada en 2012", además de numerosas ponencias en congresos y varias tesis doctorales.

El Mirón y su Dama Roja han sido fundamentales para el conocimiento de las poblaciones prehistóricas de Europa y de la región cantábrica en su periodo (18.000 años atrás) y ofrecen "una oportunidad única" para saber qué comían y cómo eran nuestros ancestros. Los arqueólogos encuentran pistas en los huesos, cuyos isótopos delatan la dieta (en este caso de proteína terrestre y una pequeña parte también acuática, seguramente salmones) y hasta en el sarro dental, que aloja restos conservados de plantas y de hongos.

Proyecto de futuro

Estudiadas las características anatómicas y el microbioma dental, se abordó además el análisis genético de los restos, dando fruto a un artículo en la prestigiosa revista "Nature" en el año 2016. "Estos trabajos han permitido relacionar a este individuo con otras poblaciones europeas y por tanto han ayudado a entender la dispersión de los grupos humanos que se refugiaron en las áreas del sur de Europa durante el máximo glaciar, incluyendo la Península Ibérica y la zona cantábrica", expone González-Morales.


El catedrático recuerda que el filón del Mirón es aún enorme. "Estamos pendientes de procesar más información relativa al genoma de la Dama" y son muchos los hallazgos del periodo 1996-2013 que quedan por convertirse en conocimiento científico. En cuanto a excavaciones, pese a tratarse de una cueva pequeña en recorrido, promete dar todavía sorpresas en sus niveles más profundos o al abrir nuevas zonas de excavación. La musealización del yacimiento, situado a escasos metros (justo debajo) de la Cueva de Covalanas, también es un reto pendiente y serviría para poner en valor una de las joyas de la Prehistoria de Cantabria.

PIES DE FOTO: Manuel González-Morales, junto a la boca de la Cueva del Mirón; la cavidad; y paisaje de esta zona de la Cuenca del Asón.



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