Abstract: RESUMEN: La antropología peruana del siglo XX encierra, por un lado, la intrincada disputa por la definición del objeto de estudio de esta disciplina a partir de un envolvente esencialismo, y, por otro lado, un acusado compromiso político por parte de los antropólogos, los cuales se convierte en protagonistas de una cerrada pugna ideológica que explica su frecuente y activa militancia partidista. Integrantes de las elites académicas, entreverados con las elites sociales, esos antropólogos construyen una antropología de raíz culturalista, profundamente ideologizada y apasionada, dotada de una sorprendente capacidad de seducción, que unas veces deviene en una antropología teórica y otras en una antropología aplicada, pero casi siempre posicionada políticamente. A pesar de la adopción de perspectivas pretendidamente deshistorizantes, todos ellos quedan atrapados, en mayor o menor grado, por concepciones en las cuales los actores se muestran atados a su propia historia. La raza social que emerge permanentemente en sus escritos remite a grupos humanos que, a menudo, comparten fenotipo, pero que han sido construidos culturalmente con una apreciable arbitrariedad.