Incorporar a la familia al proyecto de la escuela, implica pensar en un modelo escolar distinto, nos lleva a un modelo de escuela abierta, a un proyecto que se va configurando y construyendo no sólo a partir de las propuestas del equipo educativo, sino también de las necesidades, sugerencias y aportaciones de las propias familias.
Entendemos la escuela como un espacio de encuentro donde las familias pueden compartir sus dudas, opiniones, intereses y preocupaciones, intercambiar experiencias y vivencias, un espacio de encuentro, en definitiva, que posibilita la reelaboración y reconstrucción del papel de la familia en la educación de sus criaturas. Así la escuela no sólo educa a niños y niñas sino también a las familias.
Partimos de la idea de que la educación es una tarea compartida entre la escuela y la familia por lo que es necesario establecer un marco de relaciones claro basado en la confianza mutua y en la comunicación, buscando la complementariedad entre el entorno familiar y el escolar.
Entendida así, en la relación familia-escuela, es necesario buscar y posibilitar la implicación, la participación, el conocimiento y la dedicación de todos y todas en los distintos ámbitos de la vida de la escuela, y para ello articulamos distintos mecanismos de comunicación y participación, cauces formales: entrevistas, reuniones de grupo, el "hoy", junto a cauces informales: entradas y salidas, fiestas, talleres